Ayer tardamos más de 7 horas en volver a la Fundación en Pucahuaico. Yo me puse en el asiento que va al otro lado del conductor para disfrutar del paisaje. En un momento se puso la nieva y me acordé del accidente que ocurrió unos coches antes cuando hicimos el viaje a Túnez. Afortunadamente salimos de la niebla sin problemas pero bajando un puerto y con una pequeña llovizna el conductor quiso frenar y fue como cuando pisas una placa de nieve dura que te impide controlar el vehículo. Despacito, despacito nos fuimos desplazando hacia la izquierda (menos mal que no subía nadie) y nos quedábamos con el autobus medio cruzado a cada frenada. Cuando pasó el susto ví que el conductor tenía el freno de mano echado y por eso no hacía más que sonar para avisarle. Pensé si llevaría bien los frenos y en ese momento si que pasé miedo.
Bueno pues todo se quedó en un susto. También hoy ha sonado a las 2 y media de la madrugada la sirena de la alarma después de que durante un rato ladraran los perros. Total que hoy estoy un poco dormida.